En 1983, el Dr. Denis Waitley publicó su libro “Semillas de Grandeza. Los Diez Secretos Mejor Guardados del Éxito Total” (Seeds of Greatness. The Ten Best-kept Secrets of Total Success), el cual luego él mismo narró en 6 cassettes. En dicho libro, el Dr. Waitley compartía con el público los hallazgos de su labor de investigación de más de 20 años sobre el comportamiento humano.
Su conclusión en Semillas de Grandeza, después de haber estudiado cientos de sujetos exitosos en actividades diversas y desmenuzar la literatura existente, es que el éxito de tales individuos está basado en cualidades que todos poseemos y podemos desarrollar, y que los secretos, después de todo, no lo son tanto y están al alcance de todo el que esté dispuesto a poner su cuota consciente de sacrificio.
¿Qué es éxito total? Según Earl Nightingale, “éxito es la realización progresiva de un ideal valioso”, o sea, de un ideal en el que creemos con pasión y por el cual estaríamos dispuestos a sacrificar todo.
Pero no es lo que uno logra lo que hace a uno exitoso, sino lo que continúa haciendo con lo que tiene.
El Dr. Waitley, en Semillas de Grandeza, expande sobre esa noción y concluye que “éxito total es la actividad continua en la persecución de un ideal valioso y meritorio, el cual se realiza para beneficio de otros y no a sus expensas”. Latente en esta definición está la persecución de la felicidad en armonía con las leyes del universo y la satisfacción que la experiencia de la búsqueda provee, más que creer que se ha logrado todo cuando llegan los momentos que parecen recompensar nuestros esfuerzos.
Esta búsqueda tiene un significado y valor personal que no tiene fin. Apunta el Dr. Waitley que “éxito total” no tiene nada que ver con talento, cociente de inteligencia (IQ), educación, edad, raza, cuna, dinero o poder. Tampoco significa “haber llegado”, “tenerlo todo”, o conseguir “fama y fortuna”.
Éxito Total es ese intangible que te “llena” y da paz a tu espíritu, que te permite, en los tiempos de reveses, mirar a tu alrededor y decir con orgullo verdadero, “aunque las cosas no salieron como lo planifiqué, no fue por falta de esfuerzo”, y recoger con dignidad los pedazos del suelo y seguir construyendo con valor, optimismo y dedicación.
Apunta el Dr. Waitley que todos los sujetos estudiados en sus veinte años de investigaciones, han desarrollado consistentemente en alto grado las siguientes cualidades, las que él cataloga como Semillas de Grandeza:
Autoestima: debemos sentir amor por nosotros mismos antes que podamos prodigarlo en otros.
Creatividad: nuestra mente (nuestro subconsciente, más bien) no puede distinguir entre una experiencia real y una vívidamente imaginada.
Responsabilidad: nuestra recompensa en la vida depende de la calidad y cantidad de nuestras contribuciones.
Sabiduría: amplio conocimiento general, sobretodo un vocabulario extenso, caracteriza a las personas de mayor éxito, no importa su ocupación. Pero hay que tener en cuenta que conocimiento no necesariamente significa sabiduría.
Propósito: la razón por la que tantos individuos fallan en alcanzar sus metas es que nunca las fijan en primer lugar.
Comunicación: un gesto, un toque, tienen más valor que mil palabras. Comunicación no es sólo transmisión, sino también recepción. Aprende a escuchar.
Fe: en la vida uno no necesariamente adquiere lo que quiere, sino que a la larga recibimos aquello en lo que creemos y esperamos.
Adaptabilidad: los mejores tiempos no son los que pasaron, sino los que vivimos. La vida es ahora mismo.
Perseverancia: los triunfadores se esfuerzan en lograr cosas que la mayoría de la población no está dispuesta a perseguir. Los triunfadores continúan hacia delante aun cuando todo parece aconsejar que se detengan.
Perspectiva: siempre espera y trabaja por lo óptimo, por lo mejor. Los frutos son conmensurables con la siembra.
La conclusión del Dr. Waitley es que debemos perseguir nuestros sueños con optimismo, fe y determinación, sin descanso, y que no debemos tener miedo a lo desconocido y a lo que parece dificultoso.
“La vida”, como decía Helen Keller, “debe ser una aventura audaz o nada”. De cada experiencia debemos sacar sus lecciones y siempre avanzar con cara de frente al viento: ¡lo que no nos destruye, nos fortalece!
Somos una obra maestra de la creación con todos los ingredientes para triunfar si utilizamos al máximo los recursos mentales y físicos de que hemos sido dotados.
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